lunes, 1 de julio de 2013

Otro Sri yantra

Durante el solsticio de verano, pinté otro Sri yantra. Éste:


Aunque parezca más o menos regular, no lo es en absoluto. Está lleno de errores e imprecisiones. Pero ¿sabéis que? No importa.

Me sorprende que la geometría se suela pintar, pero no dibujar. Proliferan los libros de mandalas, preciosos. Es bonito colorear. Lo que quiero decir es que no se puede comparar el gesto del coloreo con el gesto del trazo del esquema.

Claro, si el trazo lo hace uno mismo, no queda igual que si se coge uno creado por un profesional, que siempre está perfecto, simétrico... pero es que ¡da igual! Lo importante en esto de dibujar mandalas, o yantras, o la geometría que sea, no es el resultado. Me suele gustar que me queden las cosas bien, no me considero una chapuzas, y aun así lo digo y lo repito: cómo quede un yantra, es lo de menos.

Un yantra es un proceso. Sobre todo, es el proceso de trazarlo de la nada. Ese proceso revela una serie de procesos paralelos, una serie de comprensiones, que se dan en quien lo dibuja. No se saca nada a la fuerza, sale lo que debe salir en cada momento, para cada cual.

Como un parto; es exactamente como un parto. Nunca le has visto la cara a tu bebé, aunque le has llevado dentro durante muchos días... Igualmente, un yantra bien dibujado tiene un componente de sorpresa. No sabes cómo te quedará. Sabes cómo te está quedando, nada más. Con eso es suficiente.

Porque el cómo y el qué van juntos, en geometría. Realmente, es difícil de explicar y fácil de sentir. El gesto de trazar un círculo, una recta, activa en nosotros una información que va más allá de lo visual y de lo táctil. Es una información de belleza y verdad. Quizá suene cursi pero es así. De ahí el éxito de los libros de mandalas.

En concreto, dibujando este Sri yantra, me emocionaron especialmente los dos triángulos mayores. No había reparado tanto en ellos las otras veces. En esta ocasión me parecieron el colmo de la generosidad. Cómo un triángulo puede ser generoso, lo ignoro, tendréis que probarlo vosotros, para ver qué os dice...

Cada vez es distinto, el Sri. Creo que es imposible cansarse de él. Es un símbolo de la globalidad y, en consecuencia, se dibuja como un todo: te equivocas en una línea y se desmonta entero. Al mismo tiempo, tiene partes. Dibujándolo se entiende algo de la relación entre el todo y las partes.

Aquí hay un enlace a una posible forma de dibujarlo. Sigo recomendándoos que lo probéis por vosotros mismos.


2 comentarios:

  1. Eres maravillosa, bravo, como lo haces?????????? ver las mates,

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  2. Gracias por tu comentario. Me parece que es un saber que los maestros de obra ya tenían, del neolítico hasta el gótico... hoy conectamos de nuevo con este conomiento atemporal y, al mismo tiempo, personal, para cada cual.

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