martes, 31 de diciembre de 2013

El templo

El templo es el cielo en la tierra. Es traer lo de arriba, abajo, y mostrar cómo lo de abajo crece... hacia arriba.

Las catedrales lo hacen. Los dólmenes lo hacen. En última instancia, cada cual hace justamente eso, de vínculo entre cielo y tierra.

En un curso con Juan Sáez, aprendí varias formas que suelen aparecer en un templo. No van cada una por su lado, sino que se interrelacionan, entre sí y con el lugar.

Dependiendo de la latitud, dependiendo de la cantidad de Sol y luz recibida, el dibujo cambia.

Esta manera de reflejar la luz en una geometría se puede usar si, por ejemplo, queremos traer a Barcelona la energía de otro lugar: Jerusalén, o Glastonbury, o Chartres... En ese caso, usaríamos los datos de luz del lugar escogido. Suponiendo que conociésemos ese lugar, ver el esquema de la latitud correspondiente nos recordaría sus características, nos volvería a dar la referencia del mismo.

Hace un tiempo, dibujé el esquema, tomando las latitudes de lugares significativos para mi familia. Y hace poco lo he trazado de nuevo, esta vez en una sábana, para poderlo notar a lo grande, y en grupo. Si lo tengo en un papel, puedo notar cada elemento apoyando un lápiz en los puntos significativos del esquema. Si está dibujado en el suelo, puedo ponerme de pie encima.

Cuando noto, enfoco la atención al elemento escogido: por ejemplo, el cuadrado verde grande (se le llama "cuadrado madre") cruza una variedad de círculos, pero eso no importa. Mientras centre mi atención en el cuadrado madre, lo percibiré en relación a mí, y dentro del esquema, sin que los demás elementos interfieran.



sábado, 28 de diciembre de 2013

La tabla periódica

La tabla periódica de los elementos son esos recuadritos que se aprenden al estudiar química.


Es una manera de representar toda la materia conocida. Toda la sustancia que podamos encontrarnos en el mundo nos dicen que está ahí, en esos rectangulitos. Lo que ocurre es que, al estar puesta así, en filas y columnas, nos representa la realidad de una forma un poco... cuadriculada.


La tabla ya apareció en el blog al hablar del Ocho, porque cuando son ocho los electrones de las capas superiores de un átomo, éste es tremendamente estable y pertenece a la columna VIII, la de los gases nobles.

En la tabla periódica, cada átomo tiene un protón más que el anterior. Ese protón marca la diferencia entre el hidrógeno y el helio, entre el cloro y el argón.

Entonces, para representar esa progresión, ¿no sería mejor una espiral?

Podéis poner manos a la obra, os quedará algo así.


¿Cuál será la diferencia entre una espiral, de construcción casera, y unos cuantos rectángulos dibujados por un químico que no conozco? Pues la misma que hacer un bizcocho en el horno de casa, o comprar una tarta en la pastelería: hacer algo con las propias manos informa a las manos, a la cabeza, y al corazón… Por eso mi insistencia en que hay que coger el compás, y no sólo el ordenador, para entrar en la geometría.

Recomiendo el libro de Theodore Gray  The Elements: A Visual Exploration of Every Known Atom in the Universe, un compendio de curiosidades y fotografías preciosas. También lo encontraréis traducido al castellano.


Dibujando estrellas

Hace poco, con la excusa de la Navidad, hemos dibujado estrellas.

La estrella más fácil de hacer, con diferencia, es la de seis puntas. En realidad no es del todo una estrella, sino más bien dos triángulos entrelazados. No se puede dibujar del tirón, sin separar el lápiz del papel; por eso, es uno de los llamados "falsos estrellados".

Para dibujarla, basta con no tocar el radio del compás.



Comparad la sensación de la estrella de seis puntas con la de cinco, que viene a continuación.

La estrella pentagonal no es nada obvia. De hecho, fue un secreto durante siglos. Para dibujarla, partimos de la vesica piscis.





Se puede dibujar fácilmente una estrella de diez puntas a partir de una de cinco. De hecho, hay tres estrellas decagonales posibles, dos falsas y una verdadera.






Comparando la estrella de seis y la de cinco puntas, la estrella hexagonal es muy equilibrada, mucho más estática que la pentagonal. Por eso, en la mayoría de banderas usan la estrella de cinco puntas, que da la impresión de un mayor dinamismo y se asemeja al hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci, o al de Cornelius Agrippa:




La estrella decagonal es redonda, completa. También guarda algo del carácter dinámico del Cinco. Pero también remite al Uno, porque no hay ningún polígono de un lado (salvo, quizá, el círculo, que también tendría infinitos lados). El decágono sería, por tanto, el primer polígono directamente relacionado con el Uno. De ahí su sensación de movimiento y redondez.

En otra entrada explico la actividad completa, tal como se realizó.