domingo, 30 de abril de 2023

Números chinos: el Uno y el Seis

Los chinos sabían de números. En el mundo occidental no solemos citar fuentes orientales, pero las hay. Y muchas veces son más antiguas que sus correlatos europeos.

Los chinos sabían que los números tenían una naturaleza intrínseca, más allá de sus usos "para contar", más allá de sus características algebraicas. En la entrada Los tres usos de las matemáticas, se habla de la naturaleza simbólica, e incluso ontológica, inherente al concepto de cada número; no me cabe duda de que los chinos conocían estos aspectos y los empleaban.

No me cabe duda. Además, la forma en que lo hacían es totalmente coherente con la filosofía perenne occidental; con la teoría de números desarrollada, desde antes de Pitágoras, en occidente.

Para la cosmogonía china, existen cinco Elementos, cinco fases, cinco maneras de ser y de estar en el mundo. 


Son el Agua, el Fuego, la Madera, el Metal y la Tierra. 

Estas cinco fases nacen de la dualidad misma. En el Libro de los ritos, que detalla las ceremonias chinas de los siglos VIII al V a.C., se describe el proceso de creación de estas cinco fases o Elementos, a partir del cielo y de la tierra:

"Primero, el cielo engendró el Agua. Segundo, la tierra engendró el Fuego. Tercero, el cielo engendró la Madera. Cuarto, la tierra engendró el Metal. Quinto, el cielo engendró la Tierra. Sexto, la tierra completó el Agua. Séptimo, el cielo completó el Fuego. Octavo, la tierra completó la Madera. Noveno, el cielo completó el Metal. Décimo, la tierra completó la Tierra."   

¿Qué implica que el Agua aparezca en primer lugar, y se relacione con los números Uno y Seis?

Como se puede leer en esta entrada, el Uno y el Seis tienen una relación muy estrecha. El radio de una circunferencia es igual al lado del hexágono que se puede dibujar dentro de esa circunferencia. Esto solo ocurre entre esas dos realidades numéricas. El Seis es, pues, una forma de hacer al Uno algo más sólido, más corpóreo. Es el camino del círculo al hexágono.

El Seis se relaciona con el Agua. Si cristalizas agua, obtienes nieve: cristales hexagonales, agua sólida.



El doctor Ángel Escudero, que opera sin anestesia y sin antibióticos, habla sobre el agua y el Seis en el minuto 7:50 de este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=09GbqAUFd7I&t=477s

El Uno es el principio, el número por el cual se empieza a contar. También se relaciona con el concepto de Unidad: el Uno es "todo junto", en el sentido de que todo lo que se manifiesta proviene de la misma fuente: el universo, Dios, el “big bang”... hay muchos nombres para designar la Unidad. Que cada cual elija el que mejor le convenga.

El Agua, como representante del Uno, está cerca del principio, próxima a la fuente. En medicina china, el Riñón, órgano de Agua, se considera la fuente y el origen del cuerpo. El Uno es lo primero que se supo, el primer recuerdo del universo, el primer lugar donde ese recuerdo se pudo guardar. 

Así pues, el Agua también se relaciona con la memoria: guarda información. Su relación con el Riñón y, por tanto, con el sistema nervioso y con el esqueleto, también tiene que ver con guardar memorias. El Agua recuerda, los huesos también, y el impulso nervioso crea un surco de memoria. (El Feng Shui, que se ha popularizado incluso como una técnica decorativa, se usaba antiguamente para saber dónde enterrar a la propia madre, dado que los huesos de la madre resuenan, aun después de muerta ella, con los de sus descendientes.) 

El Uno es la forma más eficiente de abarcar un área máxima, o de incluir el mayor volumen posible: se logra esto usando un círculo, o una esfera. Los cilindros también son manifestaciones alargadas del Uno. Esto significa que el Uno es una buena manera de guardar cosas, y precisamente el invierno, asociado al Riñón, es el momento de almacenar. *

El Seis es una forma de almacenaje óptima, como bien lo saben las abejas, con sus panales hexagonales... y quienes guardan frutas esféricas. 



El Uno es, aquí, el primer número. Por lo tanto, en este sistema, el Uno es lo más cercano que hay al Cero. El Agua, en su capacidad de ser amorfa e indiferenciada, de adaptarse perfectamente a un recipiente que la contenga, de fluir sin resistencia, de superar con el tiempo cualquier obstáculo, es lo más próximo al Cero que hay. Sin embargo, el Cero está más allá de los números. El Cero es previo al universo, anterior al “big bang”, es un océano infinito de Nada. El Cero es parecido al Tao. 

El Agua tiene mucho que ver con el resto de los Elementos, y sirve para comprenderlos, de la misma forma en que el Uno es el origen de todos los demás números: no son sino variaciones o divisiones de la Unidad. El Uno está en todas partes, engloba todo con facilidad, no hay nada que exista que le sea ajeno.


* El invierno, en el calendario chino, empieza a principios de noviembre y termina a principios de febrero.





jueves, 20 de abril de 2023

Dosis de espiral áurea

 Para fluir, para crecer, para expandir. Si se mira en sentido horario, para recogerse.