viernes, 11 de abril de 2014

La resonancia

El Ocho tiene mucha información sobre cómo resonar. Información interesante, que nos aclara cómo resuena lo de abajo con lo de arriba, octava con octava.

Para comprobarlo, se coge una guitarra y se toca un mi natural. Se toca, por ejemplo, en la cuarta cuerda, que es un re natural, poniendo el dedo en el segundo traste: ya tenemos un mi.

Pues pasa que la sexta cuerda también vibra. La separa una octava del mi que acabamos de encontrar, pero vibra igual. Aún están muy cerca, esos dos "mis"... aún se reconocen. Lo veréis poniendo un papelito en la cuerda sexta: el papelito se agitará y, con toda probabilidad, se os caerá por el agujero de la guitarra. Si no se os cae, oiréis el mi de la sexta cuerda.

Si lo hacéis igual, pero con la primera cuerda, que también es un mi, pasa lo mismo. Oiréis un mi más agudo.

Si la distancia es de una octava, he comprobado que funciona. Pero cuando son dos octavas, la cosa se pone más difícil. El mi de la primera cuerda vibra con el mi de la sexta. Pero también vibra con el la de la quinta cuerda... sospechoso. Con más de una octava de distancia, parece que las cuerdas se confunden ¡hasta un intervalo de cuarta, que es lo que separa a un mi de un la!

Eso significará algo. Podemos resonar con una octava superior, o con una octava inferior: ¿querrá eso decir que nos llegamos a entender con aquellos que están, como máximo, a una octava de distancia de nosotros?

No resuena lo distinto, resuena lo igual. Pero a partir de un punto, ya no resuena nada, o resuena todo...

Os invito a probar esto, guitarra en mano. Tremendamente divertido.



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