domingo, 3 de junio de 2012

Un gran matemático muy conocido: Pitágoras de Samos


Es cierto que Pitágoras es conocidísimo. El teorema que lleva su nombre se enseña en todas las escuelas. Lo que no es tan seguro es que hayamos captado la potencia de su pensamiento, comprendido qué estudiaba la secta pitagórica, o llegado a entender qué era, para Pitágoras, el número.

Para empezar, Pitágoras vivió del 570 al 495 a.C., aproximadamente. De eso hace mucho tiempo.  Además, dada su amistad y enemistad con varios dirigentes de su época, y dado que la historia suelen escribirla los vencedores, puede que no debamos creernos todo lo que se escribió sobre él. Tampoco serán del todo fiables los discípulos que, incluso siglos después, escribieron partes de su biografría…

Sabemos que Pitágoras nació en Samos, y que fue discípulo de Tales durante algunos años. También parece lógico que viajara, al menos hasta Egipto y Babilonia, y se formara allí. Después de sus viajes, volvió a Samos, donde acabó enemistándose con Polícrates, el dirigente que gobernaba en aquel momento.

Finalmente huyó de Samos para refugiarse en Crotona, donde disfrutó del mecenazgo de Milón. Allí fundo su escuela.

No era fácil ser admitido como discípulo. Ser mujer no era un impedimento, en ese sentido eran igualitarios. Pero había que ser capaz de callarse durante cinco años, el tiempo necesario para aprender a escuchar, sin decir nada, tras una cortina. Después entrabas a formar parte del grupo de los que recibían la enseñanza directamente.

La relevancia del oído se corresponde con la importancia que daba Pitágoras a las proporciones musicales. Es tradicional verlo representado explorando las armonías de las notas de la escala.

 
Pitágoras pudo ser el inventor de la palabra “filosofía”, amor por la sabiduría.

Su concepto del número era elevadísimo. El número era lo primero. Lo segundo era el poder de nombrar, de poner nombre a las cosas.

La naturaleza de cada número, tal y como se ha reflejado en este blog, era uno de los objetos de estudio de los pitagóricos. La primera década era especialmente sagrada, representada en forma de Tetraktys: punto, línea, plano y volumen. La Tetraktys se consideraba portadora de multitud de otras correspondencias que explicaban hasta los últimos niveles de la realidad, y cómo llegar al conocimiento más profundo, partiendo de la mera sensación.

Pitágoras y su escuela no admitían a todo el que venía, y eso les granjeó enemistades. Posiblemente una de ellas, la del rechazado Cilón, provocó su caída. Los discípulos que lograron escapar se diseminaron.

El secreto que debían guardar sobre los conocimientos que adquirieron hace que la figura de Pitágoras siga siendo misteriosa, aun a día de hoy.

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