Viniendo de la total abstracción que el Siete representa, con el Ocho volvemos a algo más terrenal. El Ocho tiene relación con el Cuatro y con el Dos, de manera que es un número sólido y firme, asentado de pleno en la dualidad.
Dibuja un octógono, es fácil a partir de un cuadrado. También se puede hacer a partir de dos círculos, y cuatro más.
Para los griegos, era un número “justo”, ya que se podía repartir, en sucesivas mitades, hasta llegar a la unidad, al Uno. También tiene otra propiedad compartida con éste: es cúbico. Esto significa que 2x2x2 son 8, igual que 1x1x1 es 1. Son los dos únicos números cúbicos que hay dentro de la década, del Uno al Diez.
Aunque a ojos occidentales el Ocho no parezca tan atractivo como su predecesor, en Oriente se lo considera un número de la suerte. Existen las ocho nobles virtudes del budismo y los ocho trigramas del Yijing.
Vemos ejemplos de ocho en muchas iglesias: para pasar del Uno de la cúpula esférica al Cuatro de la planta cuadrada, se usa una estructura de ocho lados.
Las arañas tienen ocho patas, y se dedican a tejer la trama del universo; hay muchos mitos al respecto. También los pulpos y algunas medusas tienen ocho tentáculos.
La escala musical tiene siete notas que desembocan de nuevo en la primera al completar una octava. Por eso, el Ocho es sinónimo de renovación, de vuelta de tuerca.
Esta renovación se observa también en la octava columna de la tabla periódica. En ella viven los átomos más estables, los gases nobles, que ocupan la columna VIII porque tienen 8 electrones en sus niveles exteriores. Ese hecho hace que un átomo no necesite nada más, no tenga tendencia a soltar o adoptar electrones, ya que dispone en sí mismo de una total estabilidad. A medida que avanza la tabla, cada cierto número de elementos, se vuelven a dar las condiciones para que surja un gas noble. Helio, neón, argón, kriptón, xenón, radón son las sucesivas octavas de esta periodicidad: la del Ocho.
Investiga la configuración electrónica de los gases nobles, cómo rellenan su nivel exterior con un orbital “p”, donde caben 6 electrones, y uno “s”, donde caben 2.
El ajedrez es otra manifestación del ocho. Dos jugadores (2), un cuadrado (4), ocho filas y columnas (8x8), ilustran un combate entre luz y oscuridad, que tiene lugar en la Tierra (cuadrado), a través de los ocho movimientos posibles (delante, detrás, a derecha, a izquierda o en las 4 diagonales). Las diferentes figuras que pasean por el tablero tienen diferentes posibilidades de movimiento, desde el peón (1 posibilidad, y otra más en caso de amenaza), hasta el rey (8 acciones posibles). Hay millones de jugadas, la complejidad que se despliega en el tablero es inconmensurable.
Investiga el simbolismo que hay detrás de cada pieza del ajedrez, y de cada tipo de movimiento (siguiendo la vertical o la horizontal el cuadrado; siguiendo las diagonales del cuadrado; o saltando, como el caballo). El ajedrez es una explicación de realidades no visibles, representadas en un juego que podemos percibir, tocar.