jueves, 24 de agosto de 2023

La catedral de Milán

La catedral de Milán es impresionante. 

Su diseño original, que no se llevó a cabo, lo hizo Gabriele Stornaloco. Es el que hay dibujado aquí abajo. 

Se basa en el círculo, en el cuadrado, en el hexágono, y en el rectángulo dinámico raíz de Tres.

El diseño que finalmente se realizó es un poco más achatado.



martes, 22 de agosto de 2023

Números chinos: el Cuatro y el Nueve

El Cuatro es el número por excelencia de la materia: de lo que se puede recolectar, juntar y guardar en una caja. El Cuatro es exigente, en el sentido de que pide concreción: necesita que algo vaya pensando en encarnar, en materializar y, por tanto, que cuadre, que encaje. Algo quedará dentro, algo quedará fuera.


Tres puntos definen una superficie, la intersección de tres líneas, pero se necesita un cuarto punto para definir un volumen, incorporando así la profundidad, la tercera dimensión. El Cuatro, por tanto, implica nociones de volumen y sustancia, y da una impresión de firmeza y solidez, aunque también de cierta limitación.


Cuatro son las estaciones, Cuatro los puntos cardinales. Estamos todos así, en este mundo: recogidos entre la primavera, el verano, el otoño y el invierno; acogidos entre el este, el sur, el oeste y el norte. Son limitaciones útiles, que nos ubican en tiempo y espacio.


El Libro de los ritos relaciona al Cuatro y al Nueve con el otoño *, con el oeste, con el Elemento Metal, con el Pulmón y el Intestino Grueso.


El otoño * es el momento en que, después de la cosecha, uno deja ir lo que ya no necesita y se prepara para almacenar lo que sí es necesario: lo que le hará falta para pasar el invierno. El Metal tiene esta cualidad: en el Pulmón continuamente se incorporan y expulsan sustancias; en el Intestino Grueso se extraen los últimos minerales útiles para el organismo, y luego se suelta el resto. Las cualidades de restricción y desprendimiento del Cuatro se expresan de esta manera. El Cuatro sabe actuar como actúa un colador: guardando y desechando.


El Metal, como Elemento, participa de las cualidades de lo que comúnmente conocemos como metales: materiales que se pueden deshacer y remodelar tantas veces como sea necesario. Materiales duros, resistentes, resilientes, pero que se dejan fundir para reaparecer con una nueva forma, dado que no opondrán resistencia a cada nuevo molde. 


Si el Uno se relaciona con el "Cielo", "arriba" en una visión binaria, el Cuatro corresponde a la "Tierra", o "abajo". Círculo y cuadrado son, en cierta forma, opuestos, pero muy agradablemente reconciliables.



China se representa con el caracter : el cuadrado que representaría al mundo, con un trazo vertical que marca el centro. El país del centro del mundo. El país envuelto por los cuatro mares. 




Entonces, ¿qué ocurre con el Nueve? ¿Cómo se relacionan el Cuatro y el Nueve?


El Nueve es escurridizo. Es, según John Michell, un "número de misterio", como el Siete y el Once. ¿Por qué? Porque un eneágono no puede dibujarse con absoluta precisión usando las tres herramientas del geómetra. 


Hay pocas formas físicas, en la naturaleza, que muestren una estructura de nueve partes. Para verlas, suele hacer falta un microscopio. El centriolo en una célula está formado por nueve tubos. La cola de un espermatozoide está formada por nueve hilos. Un embarazo humano dura aproximadamente nueve meses solares. Parece que el Nueve está relacionado con procesos de generación de nuevas estructuras.


El Nueve es el punto en que algo está tan lleno, tan completo, que lo que sucederá a continuación será un nuevo comienzo, una vuelta al Uno. El Nueve es la última expresión de los números dentro de la década, a la vez que marca el retorno a la casilla de inicio, habiéndose acumulado todas las experiencias que eran necesarias hasta ese punto.


El Nueve se relaciona con una totalidad en la que ya nada falta, en la que todo el potencial ha sido empleado, y solo queda dar un giro, una vuelta de tuerca. 


Si contamos por decenas usando un sistema decimal, el Nueve es el último número, dado que el Diez es simplemente un Uno expandido. De hecho, todos los números se pueden reducir a a su raíz digital, que siempre es una cifra que va del 1 al 9. Por ejemplo, para el 18 sería 1+8=9. O para el 21, sería 2+1=3.


Si hacemos esto con los resultados de las tablas de multiplicar, como ya se vio, surgen una serie de relaciones gráficas entre el Cuatro y el Nueve.


Este cuadro muestra los resultados de las tablas de multiplicar:



1

2

3

4

5

6

7

8

9

2

4

6

8

10

12

14

16

18

3

6

9

12

15

18

21

24

27

4

8

12

16

20

24

28

32

36

5

10

15

20

25

30

35

40

45

6

12

18

24

30

36

42

48

54

7

14

21

28

35

42

49

56

63

8

16

24

32

40

48

56

64

72

9

18

27

36

45

54

63

72

81


Y este cuadro es el resultado de sacar la raíz digital de cada uno de los números del cuadro anterior:


1

2

3

4

5

6

7

8

9

2

4

6

8

1

3

5

7

9

3

6

9

3

6

9

3

6

9

4

8

3

7

2

6

1

5

9

5

1

6

2

7

3

8

4

9

6

3

9

6

3

9

6

3

9

7

5

3

1

8

6

4

2

9

8

7

6

5

4

3

2

1

9

9

9

9

9

9

9

9

9

9


Se puede ver cómo los Nueves forman estructuras en forma de Cuatro: cuadrados. 


Se han usado solamente las tablas de multiplicar del 1 al 9. Si seguimos con las tablas del 10, 11, 12, 13 y así hasta el infinito, los Nueves seguirán dibujando una cuadrícula, con cuatro Nueves más en el centro de cada celdilla.


Si en vez de tomar los 9 del segundo cuadro, tomamos los 1 y los 8, resulta que forman imágenes en espejo. Esto también sucede con los 2 y los 7, con los 3 y los 6, con los 4 y.los 5. Sucede con todos los pares de números que suman Nueve. En esta fotografía se representan los dibujos de cada número:



Y en ésta, cómo se combinan las cuatro parejas que suman Nueve:



De todo lo anterior, se puede ver cómo el Cuatro encuadra y el Nueve también; cada uno a su manera, recogen y dicen "hasta aquí".


* El otoño, en el calendario chino, empieza a principios de agosto (sí, agosto) y termina a principios de noviembre.