El hipérico, según Nicholas Culpeper (el autor de un herbario fabuloso del siglo XVII) es una planta solar, relacionada con el signo zodiacal de Leo.
Cura las heridas físicas y emocionales, ayuda a drenar la inflamación, sana las mordeduras y picaduras tóxicas.
Me recuerda al truco de poner la ropa a secar al sol para quitarle las peores manchas. El agua lava, pero el sol también sabe limpiar.
En chino, la variedad Hypericum japonicum se llama Tian Ji Huang. Está clasificada como planta que elimina (aclara, despeja) el Calor. Tiene acción sobre los ámbitos de Riñón y Vejiga, lo cual explica su capacidad de calmar los nervios. Es un potente antidepresivo.
El hipérico crece poco y mal cuando lo cultivas. Sus efectos disminuyen mucho si lo combinas con medicamentos demasiado artificiales. Es de naturaleza salvaje y nos empuja a recuperar nuestro Shen: la capacidad de expandirnos, relacionarnos, conectarnos.
Lo he dibujado en forma de Siete, por esa cualidad inapresable del Fuego. Por más que lo he intentado, no he conseguido que la fotografía refleje la cantidad de rotulador dorado que empleé. Imaginadlo brillando.